Hay indicios de que Tiger Woods está contemplando la posibilidad de aparecer en Augusta. Esto es después de su pésima actuación en la defensa del Campeonato Zozo la semana pasada. Su actuación se basó en una visión lamentable.

Wood, que debutó profesionalmente en 1997, siempre ha practicado en casa para disfrutar del descanso y el aislamiento antes de participar en Augusta. Pero esta vez, el hombre de 44 años está más fuera de forma que nunca.

Terminó en el puesto 72 en el Sherwood Country Club, en un campeonato que contó con 75 jugadores. Este fue el mismo torneo que había ganado cinco veces y terminó subcampeón en otras cinco ocasiones.

En sus últimos siete torneos consecutivos, Woods no ha podido superar un top-35.

Mientras tanto, no sólo el americano está luchando por la forma, sino que otro líder, Rory McIlroy, también tiene el mismo problema.

Desde el final del encierro, el golfista norirlandés ha estado grabando demasiados bogeys para estar en la contienda por un título después de haber grabado 29 birdies la semana pasada, lo cual fue un récord en su carrera.

Esto significa que McIlroy no está considerado como favorito para los dos torneos de Las Vegas y California, ya que su preparación para Augusta estuvo cargada de errores.

Ha participado en docenas de torneos desde que el juego regresó de la ruptura del coronavirus y sin haber terminado entre los seis primeros. Esto es un claro contraste con los siete eventos en los que apareció antes del descanso forzoso de COVID-19, donde estuvo entre los seis primeros en cada ocasión.

Mientras tanto, McIlroy se dirigirá a Augusta a finales de la semana para ver cómo el campo se jugará más que su configuración habitual de abril.

Por otro lado, Wood no ha aprovechado el aplazamiento del torneo ya que su forma física no era la mejor en marzo.

McIlroy estará bajo el radar, ya que muchos de sus seguidores esperan que pueda mostrar su brillantez de nuevo en el curso.